Era justo que, para acrecentar la
devoción a Nuestra Señora del Sufragio, se realizara una nueva imagen
de la Virgen María en una actitud que de veras represente la bondad de su corazón, y lo que Ella hace a favor de las almas del
purgatorio…
La
imagen forma parte de un grupo marmóreo, o monumento, alto cuatro metros y
medio, colocado en un templete de más de cinco metros de altura.
En la
parte superior del monumento está
Nuestra Señora del Sufragio, de pié, mirando fijamente al cielo; pide al Señor misericordia por las almas
del purgatorio.
Un velo
liviano cubre su cabeza. Sus brazos extendidos, como se representa en la
medalla milagrosa, muestran
a las almas que están debajo de Ella y son
objeto de su misericordia y de sus oraciones. Su mirada es compasiva y
dulce. su postura es
noble, simple y austera; un
rico manto la envuelve y adorna; hay naturalidad en todos los pliegues. La
estatua, de aproximadamente dos metros de altura, está apoyada en una masa
de nubes
que la sostiene y eleva por
encima del purgatorio, ubicado en la parte inferior;
En las mismas nubes están arrodillados dos
ángeles con formas muy esbeltas que se asemejan a los del B. Angélico. Ambos llevan
alas muy ligeras; uno con
la cabeza hacia arriba tiene en sus
manos una cruz y la muestra a Nuestra
Señora del Sufragio, casi suplicándole que
impetre, por
los méritos de la cruz de Cristo, la liberación de las almas que el mismo
Ángel protege; el otro Ángel con la cabeza inclinada, tiene en sus manos un cáliz y lo vierte sobre las almas que se
purifican, para significar las oraciones
que ya Dios ha escuchado
favorablemente por la intercesión de la Bienaventurada Virgen y que
se vuelven refrigerio para las almas en el purgatorio. También significa el sufragio constante que
desciende por obra de la Virgen María
sobre aquellas almas que sufren. Los ángeles están colocados por debajo de la
estatua de María; sus
cabezas llegan justo a las rodillas de la Virgen María y su altura
es proporcional a la altura de María.
Una masa de nubes de aproximadamente un metro
de altura, divide a los ángeles de las almas del Purgatorio, que por el ancho
de dos metros forman la base del monumento. Cinco personas de tamaño normal se encuentran en diferentes
poses y a diferentes alturas en forma de pirámide, de modo que la altura de la persona
que está en el centro se ensambla muy bien con los ángeles y con las nubes, a la vez que quedan
separados del grupo superior. Algunas almas miran a Nuestra
Señora del
Sufragio esperando
liberación de su Madre celestial; la que tiene la cabeza inclinada,
muestra el dolor que la atormenta; otra tiene el rostro entre las
manos como signo de arrepentimiento por haber merecido tal castigo. Las llamas
lanzándose en todas direcciones envuelven a todas las almas. Todo el
monumento representa muy eficazmente a los fieles la devoción que se desea comunicar…
SOLEMNE INAUGURACION del Grupo
marmóreo de Nuestra Señora del sufragio
El monumento, en mármol blanco
de Carrara es obra de Tortone, quien puso todo su empeño para que respondiese a
la Iglesia y a la idea religiosa que se quería evidenciar en el grupo. Los
Angeles son admirados por todos por la agilidad y la actitud devota. En las almas que se
purifican se ve expresado el dolor, el deseo de ser liberadas de las llamas;
las actitudes son variadas y expresivas. El grupo es alto aproximadamente cinco
metros…
Particularmente se destaca la
imagen de María, a quien se dio el título de Nuestra Señora del Sufragio. La
Virgen es invocada en todas las necesidades de la vida, por eso es invocada
“Virgen de la Consolada, de la Salud, de la Paz, de las Gracias, ecc. según las
necesidades y María siempre escuchó a quien la invocó de corazón. Pero la
Virgen no sólo nos ayuda en vida, en los peligros y tribulaciones; no sólo nos
roege enfermos (slud de los enfermos) o en el momento de a muerte, en el viaje
a la eternidad y en soene juicio, sino que es madre de las almas ya juzgadas
salvadas y no todavía tan puras como para volar al cielo sin pagar alguna deuda
con la divina justicia. Ella es Reina del Purgatorio, como la llaman algunos
Santos; ella visita aquella cárcel, consuela aquellas benditas almas u muchas
libera con su poder real. Y nosotros sentimos la necesidad de invocarla benigna
sea por aquellas almas que ya se encuentran en esa cárcel, sea por nosotros que
pronto tendremos que pasar por aquel bautismo
de fuego. Por eso Nuestra Señora es representada con los ojos mirando al
trono de Dios, en actitud de interceder por las benditas almas representadas
abajo. Ella extiende las manos como la Virgen de las gracias, y parece que se
derraman como gotas de rocío las gracias para vivos y difuntos.
A los pies de Nuestra Señora del
Sufragio, sobre las nubes dos Ángeles de rodillas, parecidos a los del Beato
Angélico. Uno presenta la cruz a la Virgen y simboliza que sólo por la Sangre
preciosísima de Jesús, derramada un día sobre la cruz y ahora místicamente
sobre nuestros altares, las almas del purgatorio son salvadas, La Virgen pide a
Jesús que salve a las almas del purgatorio, agregando sus méritos particulares,
pero en el fondo también los méritos de María tienen valor si unidos a los
méritos de la cruz de su Hijo que don a ellos un valor infinito y los hace
agradable ante Dios. El otro Ángel tiene en la mano un cáliz en actitud de
derramarlo sobre la almas del purgatorio. Si el primer Ángel representa la
santa oración de María, el segundo representa las gracias ya obtenidas y el
Ángel derrama sobre las lamas el sufragio. El cáliz indica también que la Santa
Misa es el medio más eficaz para liberar a las almas del purgatorio; que en el
momento de la elevación de la Misa, los Ángeles recogen en cálices de oro la
sangre de Jesús y la derraman sobre lo pecadores para su conversión, sobre los
tibios para su santificación, sobre justos para que perseveren, y al mismo tiempo
sobre el purgatorio; muchas almas son aliviadas y muchas liberadas de sus
penas. Cómo le agradaría a María Virgen que pongamos en sus manos los méritos
de muchas Misas celebradas, para que ella disponga según su amante corazón.
Debajo de las nubes es representado
el purgatorio, o sea cinco almas entre las llamas. Una representa al anciano
que tarde dice haber derrochado el tiempo y ahora debe pagar duramente sus
deudas con Dios. Otra representa una mujer que con las manos entre sus cabellos
parece decir: en qué terminaron mis vanidades, mis ambiciones, los aplausos del
mundo. Otra parece emitir un grito de
dolor, alzando un brazo e indicando a María para que la salve, ya que
sus familiares la han abandonado y no se preocupan por quien sufre…¡Cómo
aquellas llamas recuerdan las amargas penas de aquella cárcel! Y nosotros ¿no
pagaremos por aquellas almas? Y nosotros ¿no nos vamos a dirigir a Nuestra
Señora del Sufragio para que las salve? ¿No le pediremos que nos salve también
a nosotros cuando estemos en aquella cárcel, o, mejor
, nos obtenga vivir en
justicia, en santidad, y así evitar esos tormentos?